Red Educacional Santo Tomás de Aquino y realizado el sábado 25 de junio, se conversó sobre la importancia de una sana convivencia, reconociendo la importancia de manejar las propias emociones.

El encuentro fue dirigido por Loreto Chacón, psicóloga de la Universidad Finis Terrae.

La especialista explicó que cada mamá, papá y todo adulto al cuidado de un niño, niña y joven estudiante debe aprender a tomar conciencia de sí. “En la medida en que reconozco lo que me pasa, puedo estar bien con otros”, señaló.

En seguida, señaló la importancia de las habilidades socioemocionales, que no son otra cosa que el conocimiento de sí mismo, las propias fortalezas, las emociones, las capacidades, lo que me motiva, en fin.

Con el conocimiento de estas habilidades en general y las que poseemos, podremos trabajar en una sana convivencia, afirmó Loreto Chacón.

Nuestras emociones, lo esencial

“Según cómo reaccionemos desde nuestras emociones es como resolveremos los conflictos en el hogar”, continuó exponiendo la psicóloga.

Pues claro. Si lo hacemos desde el diálogo, niños y niñas aprenderán a hacerlo también así. Pero, ¿cómo hacerlo?

Es fundamental aprender a preguntar qué nos pasa. Pueden existir dentro de nosotros variadas emociones como el miedo, el estrés, la incertidumbre por problemas económicos, la soledad, la misma pandemia y sus efectos, y tantas otras cosas que experimentamos.

En seguida, en la relación con nuestros hijos, se debe tomar conciencia de cómo enfrentar los conflictos con los hijos. Para eso, la psicóloga Loreto Chacón, indica que -por ejemplo- “antes de gritar, antes de retar, es importante preguntarnos: ¿por qué mi hijo hizo tal cosa? ¿Por qué me gritó? ¿Qué quiero enseñarle?” En esto, la especialista enfatiza que somos los adultos, en este caso, los padres y apoderados los llamados a regularnos primero, antes de querer regular a los hijos e hijas.

Algunas recomendaciones

Loreto Chacón compartió algunas ideas con los padres y apoderados, que pueden ser útiles para la autogestión de las emociones para alcanzar un mejor vínculo con sus hijos y beneficiar a un mejor ambiente hogareño.

Primero, es importante la autogestión emocional de los padres y apoderados. Por ejemplo, preguntándose cada día ¿cómo está el “cielo” de mi mente en este día”? ¿Hay tormenta? ¿Truenos? ¿Relámpagos? ¿Un solo precioso? ¿Nublado?

Segundo, gestionar el autocuidado con algunas “ayudas” como la lectura, el deporte, tejer, oír la música que nos gusta, la buena conversación. Acá es importante preguntarse ¿qué puedo hacer para cuidarme?

Finalmente, tener presente ¿cómo nos relacionamos con los demás? ¿Cómo queremos convivir? Imaginemos lo siguiente. Si nuestro hijo o hija hace desorden en casa, ¿le gritamos? ¿le retamos? Lo mejor será preguntarle, con calma, ¿por qué hiciste esto? En seguida, expresarle lo que desea que haga y por qué.

Recordar que para que los niños tomen buenas decisiones, necesitan un buen clima en el hogar. Y la responsabilidad de ese clima está en manos de quienes los cuidan y educan en el hogar.

Fuente: Comunicaciones Red Educacional Santo Tomás de Aquino.