Santo Tomás de Aquino: la santidad a través de la búsqueda del conocimiento
24 de Enero de 2022

La vocación de nuestro patrono es también inspiración de nuestra Red Educaciona, desde su pensamiento y fe.

La llamada de Dios toma distintas voces, tonos, caminos, fuerzas. Se sumerge en circunstancias particulares, en lo cotidiano, en el carácter de quien es llamado, sus habilidades, incluso, sus debilidades o derrotas. Santas y santos respondieron desde su vida concreta y sus búsquedas, convirtiéndose en modelo desde diversas formas de ser un cristiano o cristiana coherente.

En medio de la variedad de llamadas, la recibida por Santo Tomás de Aquino llega a través de la búsqueda del recto conocimiento. Desde la disciplina que da el estudio, la inquietud profundamente intelectual, la sed por saber e investigar, y de reunir algo que hasta hoy en signo de controversia: el encuentro de la fe y la razón.

De hecho, según el sacerdote y profesor de Sagrada Liturgia en la Universidad Católica de Chile, Guillermo Rosas ss.cc., junto con San Agustín de Hipona, “Santo Tomás de Aquino contribuyó notablemente a lo que nosotros llamamos la razonabilidad o la inteligencia de la fe. Es decir, la fe no solo es un acto emocional humano, sino que, también, está basada en la razón. La fe tiene que ser razonable. En este empeño, muchos teólogos y teólogas de la historia, también se embarcaron en el lugar en que este Santo ocupa un lugar eminente”.

La figura del Santo es “seguramente, si se escarba a fondo, el más notable en la historia de la Iglesia por el volumen de su obra, por el influjo que tuvo su vida en la época que vivió y las consecuencias de su doctrina”, recalca Rosas.

Asimismo, el profesor y académico de la Universidad Católica, precisa que Santo Tomás “fue un religioso al que le debemos textos espirituales, oraciones que se usan hasta el día de hoy. Pero su gran obra claramente es la Suma teológica, obra de teología profunda”.

Santo Tomás de Aquino sistematizó toda la teoría y teología sobre los ángeles. Por eso que también se le reconoce como el Doctor Angélico.

Además, Guillermo Rosas nos recuerda un aspecto no menor del Santo. Él fue dominico, es decir, perteneció a una orden mendicante. “¿Por qué es importante esto? Porque podríamos tener solo una idea de él como la de un hombre intelectual, se me movía únicamente por mundos académicos. Es cierto que hizo clases en la Universidad de Paris y en Alemania, pero Santo Tomás fue monje. Quiso ser dominico porque se sintió atraído por la austeridad, la sencillez, la pobreza. Era la orden de los predicadores de Santo Domingo Guzmán, una que enseñaba desde el Evangelio de la sencillez”.

Santo Tomás de Aquino no fue un académico mundano. Fue un hombre profundamente religioso, un hombre sencillo, pobre, que amaba el Evangelio, y que estaba dotado de una inteligencia superlativa que le permitió indagar teológicamente en todo lo que alguien podría preguntarse en la época en que vivió. Porque si hay alguien que escribiera sobre diferentes cosas, fue él”, concluye Guillermo Rosas.

Oremos como el Santo

Reflexionamos y celebramos en torno a un Santo del siglo XIII, sobre un hombre sumergido en la cultura y pensamiento de la época medieval. Es evidente que el contexto de su vida es muy diferente a la nuestra. No obstante, su obra intelectual continúa estudiándose; y la forma cómo vivió su vocación sigue siendo ejemplo, más hoy, en que se vive aceleradamente, sin pausa, sin tanta reflexión, y cuando el acceso al conocimiento nos lleva a un sinfín de información, noticias falsas y el apuro por alcanzar metas.

Hoy miramos a Santo Tomás de Aquino como ejemplo de constancia, silencio, disciplina e inquietud para encaminar nuestro encuentro con el conocimiento.

También, es ejemplo de humildad, que reconoce sus límites personales pero que busca expandir.

Lo dice Santo Tomás de Aquino en una parte de su Oración para el estudio, un tesoro para unir la sed de conocimiento con la fe, y pedir que nuestra inteligencia y palabra crezcan:

 

“Danos agudeza para entender,

capacidad para retener,

método y facilidad para aprender,

sutileza para interpretar,

y gracia copiosa para hablar.

Danos acierto al empezar,

dirección al progresar

y perfección al acabar”.

Fuente: Comunicaciones Red Educacional Santo Tomás de Aquino

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