Después de rezar el Ángelus, el Papa Francisco evidenció uno de los muchos cambios que se viven en Roma: “La Plaza de San Pedro está cerrada”. Las calles lucen vacías y apenas se escucha el ruido de los vehículos. En este ambiente, resuenan las palabras de Francisco: “En esta situación de epidemia, en la que nos encontramos viviendo más o menos aislados, estamos invitados a redescubrir y profundizar el valor de la comunión que une a todos los miembros de la Iglesia. Unidos a Cristo nunca estamos solos, sino que formamos un solo Cuerpo, del cual Él es la Cabeza”. El Papa subraya que la comunión se alimenta de la oración y con la eucaristía.
Nuevamente, Francisco agradeció a los que trabajan en los servicios esenciales: “Renuevo mi cercanía a todos los enfermos y a los que los cuidan. Así como los numerosos trabajadores y voluntarios que ayudan a las personas que no pueden salir de su casa, y los que satisfacen las necesidades de los más pobres y los sin techo”.
Fuente: VIS